lunes, 29 de enero de 2018

Ángeles en llamas


"Ángeles en llamas" fue una de esas novelas que adquirí tras leer un par de buenos comentarios en artículos periodísticos y blogs pero que, cuando hace más o menos tres semanas acudí a la lista de apilados y casi olvidados (formada por experimentos, libros totalmente desconocidos y apuestas sin red) sin tener muy claro qué iba a leer.

Cogí esta novela como pudo haber sido otra. Me gustaría alegar que me fascinó su sinopsis, pero no la recordaba y no la releí. La idea era coger algo al azar de esa pila y ver qué tal.

El arranque fue bueno, básicamente porque desde las primeras páginas queda claro que no es un thriller de psicópata, lo que es muy de agradecer dado que mis últimos intentos de finales de 2017 en esa dirección de finales de 2017 fueron un "fracasooo absolutoooo", que dirían los lobos de la película "Cigüeñas").

Descartado el riesgo inminente de chasco quedaba por ver qué me iba a encontrar.

Una vez leído es muy difícil clasificar la novela de Tawnie O´Dell, diga lo que diga la Etiqueta de la derecha.

Propiamente no es lo que yo consideraría una novela social, por mucho que su trama esté condicionada por el pequeño microcosmos en el que habitan sus protagonistas.

Para mí, la novela social es una novela con cierto punto de denuncia social hacia un momento y una forma de entender ciertos temas en una sociedad. Y eso no pasa en esta novela.

De los relatos que han pasado por aquí, el que quizás me resulte más similar en cuanto a planteamiento global es "Naturaleza Muerta" de Louise Penny, con un desarrollo muy propio de las mejores obras de P. D. James, contando con un núcleo reducido de personajes y todos con su momento de importancia dentro de la obra, un conjunto narrado en su mayor parte desde puntos de vista subjetivos, definiendo entre todos el periodo de tiempo posterior a una muerte.

L. Penny superó esa versión en la primera entrega de las investigaciones de Gamaché, con una obra algo menos plural pero con una visión de los sucesos bastante repartida a pesar de contar con un protagonista muy definido. Eso sí, el suyo es muy carismático y es el responsable de atraer siempre la atención del lector y mantenerla centrada.

Tawnie O´Dell no construye la novela sobre la coralidad, por mucho que son varios los personajes que aparecen de forma reiterada en su historia. Su obra se centra en Dove Carnahan, una jefa de policía cincuentona a la que vamos descubriendo durante la narración, partiendo de una posible "jefa" pueblerina algo limitada en su vida interior y terminando en una mujer muy compleja, dual, difícil de etiquetar y, aún más, de enjuiciar a pesar de lo que se va descubriendo de/sobre ella.

En ese sentido se podría decir que la novela se centra en el pequeño ecosistema social de un pequeño pueblo minero de Pensilvania y narra y habla de los distintos secretos de un par de familias de la región.

Es una trama muy cruda, no tanto por lo que cuenta como por lo que ocultan sus silencios y lo que deja para que el lector vaya deduciendo de las pausas que se producen.

No creo que haya ninguna imagen en su lectura que espante al lector pero sí mucha historia pasada que le haga mirar con cierto pavor a lo que se narra.

No resulta fácil leer la historia sin experimentar más de un cambio de opinión, cierta sensación de incomodidad y la obligación como ser humano de valorar lo que nos han contado y la forma en que algunas de los personajes se han comportado.

Nuestra visión de muchos de ellos cambia a lo largo de la novela y, aún cuando vas descubriendo sus mayores secretos (algunos de ellos realmente duros), no siempre eres capaz de replantear tu opinión sobre ellos.

Como lector no me gusta que jueguen conmigo. Defino ese "jugar" como el que el escritor de turno me lleve por un sitio y, de golpe y porrazo dé un vuelco a la trama, sin mucho sentido y sin justificación que lo ampare, para poder terminar la historia en la forma y manera que él lo tenía previsto.

O´Dell no juega contigo en ese sentido. Simplemente consigue que quieras conocer la historia que hay detrás (no sólo del asesinato de una joven encontrada muerta al principio de la historia, sino el pasado de la propia jefa de policía y su extraña relación amor/odio con el jefe de la policía nacional) y que ese impulso te lleve a seguir adelante por dura, cruel, incómoda y terrible que pueda resultar lo que se descubra.

Pocas veces he leído una novela tan poco agradecida por todos los temas que toca (abuso a menores, encubrimiento de asesinatos, maltratos internos dentro de una familia, comunidades reducidas donde todos cuchichean y nadie cuenta lo que realmente sabe y un sistema social que falla a muchos de sus usuarios) que me haya conseguido mantener enganchado sin sentir en ningún momento la necesidad de dejar la historia aparte.

No he terminado "Ángeles en llamas" porque tenía que hacerlo sino porque quería hacerlo. No he sufrido sino que me ha cautivado y eso no deja de ser sorprendente si se tiene en cuenta que ninguno de los temas que aborda me resultan cómodos y que durante su lectura, como me pasó hace poco con "Tres funerales para Eladio Monroy" (la semana anterior pero con otro tema igualmente escabroso y una resolución moralmente cuestionable), me haya vuelvo a ver obligado a tener un pequeño debate interior sobre como es posible que una persona de polaridad programada (como he sido hasta hace poco), haya podido topar en las últimas dos/tres semanas con dos historias que me hayan hecho aceptar una zona intermedia donde, sin justificar lo que sucede, no soy capaz moralmente de criticar la forma de obrar de los protagonistas y, lo que aún me resulta más sorprendente, no haber sentido el impulso de apartar la mirada ante lo que sabía que iba a leer.

No creo que esta historia satisfaga a quien busque una descarga de adrenalina (sea a modo de investigación atropellada llena de acción o de thiller de tensión donde no se sabe cómo va a acabar todo), ni creo que ningún alma especialmente romántica vaya a ser capaz de encontrar en sus páginas ese rayo de luz al que aferrarse las semanas venideras si la vida les golpea, pero sí considero que mucha gente (aquella que no niega que en la vida pasan muchas cosas malas y que el terreno de lo moral, lo legal, lo correcto y lo que no lo es se ha ido desdibujando mucho en los últimos años) encontrará este libro difícil de dejar una vez lo has comenzado.

Acercarse a esta novela debería ser algo meditado y muy sopesado, con la aceptación de que a veces una buena lectura no es aquella que te deja un buen sabor de boca sino la que es capaz de conseguir que te quedes a conocer una realidad que en tu vida cotidiana no quieres llegar a vislumbrar en modo alguno, agusto como estás en tu pequeño rincón del mundo mirando tan sólo a sitios donde no crees que vayas a encontrar nada especialmente aterrador.

En ese contexto y teniendo en cuenta que por temática y forma de obrar la historia sobre la que estoy escribiendo es una de las más duras que he afrontado últimamente, creo que es una lectura a tener en cuenta, en ese tipo de novela "real" y "cotidiana" que muestra que las cosas más aterradoras no siempre acontecen a manos de personas con algún tipo de desviación psicológica y que todos, de alguna forma, somos el resultado de pequeños eventos que a lo largo de nuestra vida nos han ido dando definiendo.

El lenguaje es muy asequible y los personajes atractivos, a pesar de que todos ellos portan algún tipo de barrera exterior que les protege de la mirada de los demás.

Quizás ninguno sea memorable pero el conjunto está diseñado para dejar huella y que nadie permanezca indiferente ante lo que lee.

Valoración: me ha gustado.

P.D: En las últimas semanas he visto dos películas para pasar el rato e ir dejando atrás los quehaceres diarios. 

"Toc, toc", la adatación de la obra teatral, que sin el efecto sorpresa pierde algo de gracia pero que sí arranca un par de carcajadas y alguna actuación reseñable.

"Asuntos de familia", francesa, supuestamente de humor (que no tiene mucho) y con un Jean Reno claramente mayor. Un entretenimiento culpable con mejores secundarios que principales pero lo suficientemente agradable como para dedicarle una noche libre.

No hay comentarios: