lunes, 19 de junio de 2017

Tres días y una vida


Quizás lo primer que debería decir de "Tres días y una vida" es que no es una novela negra o, al menos, no lo que normalmente uno espera como lector cuando coge una novela clasificada de esa forma. La historia de Antoine es muchas cosas y puede tener mucho interés pero no es una novela negra al uso.

Desde el primer momento sabemos lo que ha pasado y quién es el responsable. La investigación policial tiene una presencia testimonial, sirviendo, nada más, como manifestación del pasado que, como una sombra, se ciernesiempre sobre el protagonista, condicionando sus decisiones y su futuro. Es, por tanto, una novela distinta, alejada de lo convencional, más próxima a la "Contemporánea" que a la negra.

La historia se reparte en tres partes asimétricas que hacen referencia a tres momentos de la vida de Antoine que le marcan de una forma u otra.

1999 - es el año en que Antoine comete su crimen y durante todo ese fragmento observamos cómo se comporta y se desenvuelve durante los días que siguen la tragedia.

Es el fragmento más grande de la novela y sirve para situar a varios personajes que, posteriormente, tendrán incidencia en la trama de una u otra forma.

2011 - habla de un nuevo error de Antoine o de una nueva forma de incontinencia que, en este caso, no supone problemas morales para él pero sí condiciona su futuro en parte por la sombra del homicidio y la investigación (aún) activa de la desaparición del pequeño Remi.

2015 - Nos muestra lo que será el desarrollo de la vida de Antoine de ahora en adelante, con algún elemento sorprendente por el camino que termina por cerrar la historia.

En la sinopsis aparece el término "culpa" y lo sitúa como eje central de la historia y he leído algún comentario en internet que también hace referencia a ese mismo sentimiento como elemento conductor de la historia.

Mi lectura es algo distinta. Para mí apenas aparece el elemento de la culpa en la historia (fuera de las 3 o 4 primeras páginas tras la muerte de Remi). Antoine se mueve en un primer momento por puro instinto de supervivencia y, como queda demostrado con posterioridad, por una carencia casi completa de sentido de responsabilidad por sus acciones que encubre con mil y una excusas distintas (miedo a la humillación pública, manifestada y camuflada bajo un número ilimitado de justificaciones y coartadas morales/personales/familiares para poder seguir adelante consigo mismo).

Otra palabra que marca la historia es "secreto", causado por el "miedo al descubrimiento público de algo", la "vergüenza pública" o el pavor al "qué dirán".

Hablar de culpa (incluso suponiendo que sea aplicable a la Antoine) sería centrar en él todo el protagonismo de la trama y desmerecer lo que sucede alrededor, pues, en el fondo, conforme avanza su lectura personajes en principio secundarios y marginales (como su madre o Emilie) cobran un peso e importancia cada vez máyor, siempre desde las sombras.

Nuestra mirada no es objetiva en la historia y, como si de nuestra propia vida se tratase, vamos conociendo los hechos "reales" conforme avanza la historia y aparecen ante nuestra mirada los distintos procederes de la gente de alrededor de la vida de Antoine.

En eso recuerda a la forma en que escribió Pierre Lemaitre, "Alex", la segunda historia de la serie del Comisario Camille Verhoeven, donde el lector tenía se veía a ir ajustando su visión (e ideas preconcebidas)  sobre el personaje conforme se ampliaba la información sobre lo que había pasado mucho antes del momento en que se produce su secuestro.

Esa forma de narrar, tan Verhoeven (tanto en el fondo como en la forma), permite experimentar un sin fin de sentimientos encontrados que no siempre son agradables.

La novela es dura y se hace algo pesada, con una narración cruda, incluso áspera para el lector. Con un personaje que genera rechazo (en lugar de cariño), conforme va avanzando la historia y se nos va mostrando a través de sus actos, sin ambages, subterfugios ni justificaciones pueriles.

Conocemos su gran secreto y el proceso interno que le mueve prsenciamos su narcisismo, la falta de valentía, su incapacidad para ser crítico, una marcada falta de moral y, por encima de todo, su imposibilidad para aceptar las consecuencias de sus actos. 

Cuanto le sucede siempre es culpa o consecuencia del proceder de los demás, se victimiza ante nuestros ojos cuando hemos sido testigos de todo, y, conforme va avanzando y le vamos conociendo, nos vamos distanciando del joven desgraciado al que un momento de mala suerte pudo arruinarle la vida, convirtiendo la empatía/simpatía por rechazo, frialdad y distancia.

Aislamiento y soledad, personajes mezquinos y ruines, como sólo la propia vida puede crearlos, pueblan las páginas de una novela cruel para el lector que no encuentra  en ninguno de sus protagonistas amparo y sustento.

No es una lectura agradable, por bien hilada que esté y es tan real que no ofrece ese escape que a veces es deseable para dejar atrás las situaciones menos agradables de nuestro día a día.

Valoración: está bien. Es una buena novela, simplemente no me ha ofrecido el solaz que buscaba, si bien reconozco el mérito que tiene conseguir mover tanto sentimiento encontrado (incluso de rechazo o desagrado).

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