jueves, 18 de mayo de 2017

The quiche of death - Agatha Raisin, vol. 1


Voy por la vía rápida... Lee "The quiche  of death" si te gusta  Mrs. Marple o la serie de televisión "Se ha escrito un crimen", si no eres de esos (que es mi caso una vez pasado el episodio tres de la misma, donde todo empieza a parecerse) es posible que te interese abstenerte y dedicarte a algún otro libro que tengas pendiente.

Esta primera entrega de la serie de Agatha Raisin es de 1992 y ha envejecido mal o, al menos, ha visto como en los últimos 25 años han aflorado infinidad de variantes que por su cercanía temporal o el ligero paso adelante que han dado en sus tramas (algo más complejas, algo más dinámicas, algo más "alegres") son preferibles a esta novela muy próxima a las series de detectives de finales de los 80.

Para mi gusto carece de varias cosas.
  • Carisma. No posee un personaje potente y atractivo que cautive.  Agatha Raisin es demasiado Angela Lansbury, o al menos yo no he conseguido quitarme esa imagen de la cabeza durante la lectura. No he conseguido llegar a experimentar nada con ella. Es algo más que una desconexión generacional, el problema no es de edad ni forma de pensar, sino de identificación. No hay nada en ella que me haga meterme en la novela, al tener siempre la sensación de que estoy leyendola, de que es un burdo personaje ficticio que me tiene que servir de guía. Así me ha resultado entrar en una novela que no ha conseguido moverme nada.
  • Exceso de ingenuidad. Para el momento actual resulta muy naive o es que estamos todos demasiado revenidos a esta altura de la película. Una novela fuera de lugar, superada y sobrepasada por un paso de los años que la ha tratado mal, dejándola como un producto bastante rancio, muy lejos de cualquier intento de (re)clasificación como vintage, al carecer de encanto y personalidad propios. 
  • Exceso de cotilleo nimio. Frente a productos mucho más actuales como la televisiva "Mujeres desesperadas" la supuesta gracia del destripamiento de los vecinos del cottage resulta pueril, demasiada poca chicha para tanta algarabía.
  • Le falta ritmo. Es otra forma de contar las historias, mucho más pausada, que hoy resulta lenta, poco dinámica y desprovista de gracia. Para cuando empiezan a suceder cosas llevas más de la mitad de la novela y se ha hecho eterna. 
  • No hay tensión. Y sin eso... lo mismo en su momento su lectura provocó caras de sobresalto, aspavientos o expectación. Hoy está muy lejos de conseguir el efecto deseado, no existen los cambios de registro y está desprovista de acción por lo que acaba resultando anodina y monocorde.
  • Nada que aportar a nivel gastronómico: salvo el título y, como dirían en mi casa, "Eso dueleeeeeeee".
Actualmente hay opciones más actuales para un público de mediana edad sin entrar en los grandes de la novela negra. Por aquí han pasado varios Janet Evanovich (con Stephanie Plum) o Jean-Luc Bannalec (con su Comisario Dupin), que ofrecen dentro de sus limitaciones algo más y distinto que permiten darles algo de cuartelillo. 

Mi recomendación a día de hoy, si se busca algo ligero y tranquilo con lo que matar el tiempo pero que no sea "cualquier cosa", depende de lo que se busque: algo de acción y entretenimiento sin más ("Uno por dinero" de Janet Evanovich), subir algo las prestaciones... con más gracia, algo de romanticismo y un toque sobrenatural nada aterrador ("Abby Cooper: psychic eye", de Victoria Laurie), si se busca un poco de costumbrismo con paisajes y comida que acompañen y un personaje que mejora conforme avanzan las novelas (las novelas del Comisario Dupin), el premio gordo jugando con los límites de la cozy mistery, del costumbrismo, la gastronomía, la historia del país y un personaje entrañable (las novelas de Bruno, escritas por Martin Walker.... o la novela, que en España no han tenido a bien publicar nada más que la primera).

Valoración: no me ha gustado


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