miércoles, 8 de marzo de 2017

La estrategia del pequinés


"La estrategia del pequinés" es la segunda novela que leo de Alexis Ravelo después de "Las flores no sangran", con la que tiene puntos en común en cuanto a tipo de personajes y forma de la trama aunque el desarrollo es distinto y las similitudes a partir de ahí son escasas.

Ravelo habla de las islas, de cómo es la vida allí y de lo que pasa cuando personas normales se ven golpeadas por la vida y necesitan buscar alternativas para poder seguir adelante. 

Habla de decisiones tomadas, de errores cometidos, de llegar hasta el final para ser consecuentes, de luchar por lo que quieres y de asumir las consecuencias de tus errores. En resumen, habla de la vida. De la que tenemos todos, la que vivimos y que un día, con un golpe de mala suerte, se acaba. O no se acaba pero ya no nos vale porque lo que queremos se nos escapa (como cuando tu mujer necesita un tratamiento carísimo para poder seguir con vida y no tienes dinero para llevarlo a cabo) y lo que estamos dispuestos a hacer por salvar/conseguir nuestros sueños.

Habla de los malos y de los "no tan malos", habla de actuaciones que antes de leer el libro te parecen reprobables y que cuando conoces a los personajes llegas a entender. Habla de lo que posiblemente cualquiera de nosotros podría llegar a hacer si se viese en esa situación, porque todos, en mayor o menor medida, tenemos un precio en algún momento de nuestra vída.

Lo demás es lo que suele pasar en la mayor parte de los casos y que nunca descubrimos. La narración de una tragedia, la del perdedor que haga lo que haga no siempre consigue lo que quiere o cuando lo hace es con una victoria tan pírrica que es difícil permanecer indiferente ante lo que pasa. 

Los personajes de Alexis Ravelo ("Cora", "El Palmera", "El rubio") son personas cotidianos en nuestro día a día. El vecino, aquel amigo que un día lo perdió todo, nosotros si teníamos mal puestos los pies cuando llegó la crisis... son el mayor valor que tiene la novela, que tiene en la capacidad de su creador de dotar de vida y profunidad a gente normal (en muchos casos ni siquiera se pueden definir como perdedores) su máximo exponente.

Lo narrado en la novela es tan verídico que llega a ser real. El amor, la pena, el odio, la frustración, los celos, la avaricia, la corrupción, ... aparecen en la misma forma y modo en que lo podemos experimentar en nuestro día a día, de forma directa, sin idealismos, con la crudeza propia de la vida, con la patina de veracidad que da lo mundano.

En las historias de Alexis Ravelo no hay superdotados, no hay genios del mal (malos sí, de esos muchos), gente que hace lo que tiene que hacer por dónde se encuentran en la vida. Más próximo a Dennis Lehane que al Don Winslow de "El poder del perro". 

El viejo dicho dice "para que hacer caso a medio días, habiendo días enteros"... mi respuesta, porque mi vida es la de un medio día y es lo que entiendo. 

Lo rehuyo habitualmente, nadie quiere verse reflejado en un espejo o ver dónde puede llegar o qué puede hacer en una situación determinada, pero a veces es necesario ver a tus iguales para aceptar la realidad. 

Mi realidad no es la de Mario Conde o Rato, es la del choricillo de a pie que robó porque lo necesitaba para comer y asumió las consecuencias sin saber que aunque las normas son para todos, la aplicación no siempre es la que debe y por un hurto de 70 euros te pueden caer casi más tiempo que a un corrupto político que ha engañado a todo un país y se ha llevado lo que es de todos.

La narración acompaña. 

El lenguaje es directo, sin ambajes, sin embellecer. Las cosas son como son. 

Los diálogos dominan sobre la descripción y las reflexiones personales completan a los personajes para crear un conjunto armonioso con ritmo y velocidad, que pasa en apenas unas horas ante los ojos del lector, atrapado en una tragedia que no sabe cómo va a acabar pero que tiene toda la pinta de que no muy bien, porque en el fondo no es una novela, es la narración de algunas de las tragedias cotidianas que cuando vemos las noticias nunca se cuentan,  escondidas bajo esa etiqueta genérica que se conoce como "un ajuste de cuentas".

Valoración: Me ha gustado.



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