miércoles, 15 de marzo de 2017

La entrega


Me vuelvo a saltar el orden de lectura a la hora de comentar y pido disculpas.

Sé que tengo tendencia a hacerlo pero creo que escribir debe ser algo libre, por lo menos cuando intentas que sea algo que hagas por gusto y jugando, además, con que el estado anímico es algo decisivo a tener en cuenta, tanto cuando escribes como cuando lees.

Ésta ha sido una mala semana (posiblemente de las peores de los últimos años) y quería comentar la novela justo cuando creo que empiezo a poner algo en orden en mí, para evitar que la persona que escriba sobre ella no se encuentre en la misma fase y olvide lo condicionado que ha estado durante su lectura.

La primera afirmación que tengo que hacer, más teniendo en cuenta el preludio del post es evidente, creo haber leído "La entrega" a destiempo. Y como no podía ser menos, veo el envite y subo 3 más, le añado un agravante máximo, lo he hecho con desgana, a impulsos irregulares, en días aislados, en función de estados de ánimos, con cierto recelo y mucha distancia. 

No creo que fuese realidad lo que más necesitaba la semana pasada pero, como dice el viejo dicho "si no quieres arroz Catalina, toma, dos tazas",  es lo que tenía en manos y habiéndolo comenzado y aún sabiendo que iba contra lo que necesitaba, decidí terminarlo.

Para hablar de ella quiero centrarme en dos elementos nada más aunque darán para un poco (o eso espero).  
Lo primera es que es una novela de Dennis Lehane y eso, por definición, quiere decir que buena es muy buena. 

Por cómo está escrita, por lo que cuenta, por las cuestiones de las que trata, la forma en la que está construida, es, sin lugar a dudas, una buena novela. No creo que sea la mejor del autor pero sí una novela destacable dentro de la miríada de libros que hay publicados actualmente.

Es, además, breve. No llega a ser una de esas novellas, que han pasado por aquí en cierto número últimamente, pero sí que tiene una longitud extrañamente corta para la trama que tiene. Es en esa parquedad y su contraste con la elevada intensidad de la obra, donde el autor triunfa. Entras en la trama en las primeras 20 páginas, asumes que vas a ver algo con tintes muy crudos, te preparas y te sumerges sin remedio y eso que no se puede decir que tenga un ritmo trepidante, ni mucho menos.

El segundo hecho destacable, es lo que no me hacía falta estos días, lo real, pero es uno de los rasgos mas característicos de su creador, especialista en hablar de personas y de entornos. 

En una preocupación similar a la de otros autores (el mas reciente en pasar por aquí ha sido Alexis Ravelo), en las creaciones de Lehane priman las personas (no ya los personajes), gente que dista mucho de estar acomodada, normalmente salen de ambientes propios de clase media (media-baja) que en algún momento se ven obligados a enfrentarse a una situación complicada (normalmente sobrevenida y con tintes algo extremos) y se deben enfrentar solos a lo que se les viene encima. 

Es en esas condiciones donde cada uno de ellos saca su yo más escondido, su naturaleza más primitiva (sus miedos, sus deseos, sus pensamientos más ocultos) y adquieren su auténtica dimensión, sin aquellas restricciones con que la moralidad, legalidad o religión nos llegan a imponer.

No creo que sea un error hablar de la desocialización de los individuos y la admisión por parte de cada uno de su realidad y miedos, de la criatura que llevamos dentro, de todo aquello que por el entorno y la educación reprimimos y tenemos maniatado.

Por eso todas sus novelas son duras, de enorme crudeza, donde conceptos como legalidad quedan relegadas a un segundo plano por esa idea extraña que es la propia supervivencia y la percepción de un lector que, al final, es quien juzga y valora lo que ha sucedido y termina la novela enunciando/valorando lo que ha pasado, sorprendido porque en muchos casos acaba justificando, apoyando y casi aplaudiendo el final de una historia cuando, de no haberla "vivido desde dentro" criticaría y juzgaría ciertos comportamientos con un mayor rigor y mucha más censura/crítica.
Estamos hablando de novelas donde conceptos como bueno y malo son relativizados y el universo monocromo no es uniforme, plagado de tonos grises cada uno con su propio matiz.

Entre los puntos fuertes de la novela están su brevedad y la capacidad de su autor de perfilar personajes en apenas unas páginas, mostrando su interior, sus valores, sus prioridades.

De los distintos bloques que conforman la bibliografía  de Lehane, diría que "la entrega" está más próxima a la serie de "Kenzie y Gennaro" que a la serie de "Goughlin", al ser más directa y concisa, tratando sobre todo microcosmos con 4-5 personas, con mucho peso para la introspección, los miedos y las relaciones entre todos ellos y no tanto del entorno o la época.

No alcanza los momentos de "Abrázame oscuridad" o "Lo que es sagrado" y a su personaje principal le falta algo de magnetismo pero es que en este libro habla de muchas cosas y no principalmente de su hilo conductor, Bob, un hombre al que encontramos en un momento puntual que él apenas valora (la recogida de un perro y el posterior encuentro con una joven misteriosa) y al que el escritor (y el lector) abandona justo cuando terminan todos los sucesos desencadenados por ese hecho fortuito.

Valoración: me ha gustado.

P.D: Como he dicho no es una obra que haya alcanzado mi corazón pero en un momento en el que no estaba nada centrado ha conseguido que estuviese atento, pendiente y que fuese capaz de seguir la trama, asumiendo que lo que asomaba en alguna página tenía todos los visos de ser verdad pero que, como suele pasar con este autor, el giro en los acontecimientos no es tan relevante como la motivación.

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