miércoles, 1 de marzo de 2017

El invierno del Comisario Ricciardi - Ricciardi, vol. 1



Es la segunda vez que leo esta novela en aproximadamente un año. 

Releer (y más con tan poco margen) no es una práctica habitual. Entonces, ¿por qué hacerlo?

La explicación más sencilla es que tenía pendiente comentar esta novela y no he querido dejar pasar más tiempo. Releer habría sido, simple y llanamente, para hacer justicia a la lectura y refrescar los puntos fundamentales.

La más compleja... porque me gustó mucho la primera lectura. Sigo sin tener claro por qué, pero me llegó entonces y lo ha hecho ahora, y eso que me costó entrar al principio. Era...demasiado fría. Entonces algo cambió. 

La cosa es que llamó mucho mi atención y necesitaba recuperar esa sensación y, sobre todo, poder ver/sentir/experimentar si "eso", sea lo que sea, seguía ahí.

Y sigue.

Recuerdo la primera sensación que tuve. Un poco de esta historia ya la he leído. Una muerte en un teatro, un comisario de policía italiano, su colaborador, un vicequestore y un ayudante de éste que parece una víctima y acaba con alguna mancha encima. "Muerte en la Fenice" de Donna Leon.

Recuerdo la sensación de flashback, el miedo a la repetición y la calma posterior.

Me gustaría dejar claro que Maurizio de  Giovanni no es Donna Leon. Se nota cuando pasa el primer tercio de novela, te sitúas y empiezas a entender al personaje. El lenguaje no es el mismo, la forma en que narra tampoco y, en el fondo, cómo afrontan la historia.

La prosa de los dos  escritores es ágil y dinámica. La lectura continua. Las descripciones las justas (quizás más recreativas en las de Donna Leon, que muestran una ciudad con más lujo de detalle y un mayor lujo en el aspecto gastronómico. Una sociedad más actual y mediterránea en un ambiente más distendido). Pero la de Giovanni es más sentida, más pausada. Llega.

La Italia de la que hablan uno y otra es distinta porque hay casi 70 años de diferencia. 

Ricciardi vive en Napoles en plena época de Mussolinni. La policía es temida (el es una rara avis en un entorno que ni acepta ni le gusta), en la sociedad no puede haber (y no hay) delitos ni crimenes porque el Régimen es tan estupendo que a nadie se le ocurre intentar transgredirlo (sólo los locos y enajenados se atreven a hacerlo) y la resolución de los casos debe ser rauda y precisa. Eficiente. Silenciando los asuntos cuanto antes, evitando que la más mínima duda sobre la ilusión que se está vendiendo pueda mancharla.

Brunetti en la Venecia más actual. Con sol, comida, ... en el texto se nota el Mediterráneo, el clima, la forma de entender la vida, la luminosidad, el amor, el...

Tanto él (Brunetti) como quienes le acompañan en las distintas historiasw (Vianello, Elettra, Paola) son reivindicativos, habitan en la sociedad actual y de una forma u otra defienden o tratan distintos aspectos de la vida cotidiana (racismo, prostitución, medio ambiente...) que están en boca de todos, que vemos en la prensa a diario y vemos como reaccionan y opinan sobre estos asuntos. Se habla y se cuestiona una sociedad corrupta y mancillada que se está autofagocitando, con tramas construidas a través del diálogo, del intercambio de pareceres, de las distintas formas de entender la sociedad.

Maurizio de Giovanni en cambio crea una novela menos coral, con el foco en un único personaje protagonista, por mucho que le acompañe el sargento Maionne. Novela más aislada, más atemporal, más gris. con un personaje más solitario, que habita en un entorno que muestra pero del que apenas habla. Porque su autor se centra en las personas y los sentimientos, lo que nos mueve y nos hace ser por encima de lo que se dice o se hace. Con el hambre y el amor, como pilares y ejes conductores y desencadenantes de cuánto puede suceder.

Donde Leon ofrece sol, turistas y Venecia, Giovanni es monocromía, tinieblas y soledad, en un ambiente apagado, de entre guerras, intimista y retraído, con un personaje que todo (o casi todo) lo procesa e interioriza, compartiendo con nosotros ese proceso.

Ricciardi ve muertos. No cualquiera, los que sufren un final doloroso. Ve su última huella, las últimas palabras, su último gesto.  Pero eso no es lo importante, porque ellos no hablan con él. Lo que importa es que experimenta su dolor y su desolación. Y lo porta constantemente.

De su mano conocemos la otra sociedad, la de decenas, centenas y millares de individuos que viven sus vidas menos pendientes de conceptos etéreos y poco trascendentales en su día a día (como puede ser la política) y más por situaciones cotidianas como los celos, el hambre, la necesidad, la avaricia, el amor (entendido de mil formas, incluso las que lo muestran en sus peores manifestaciones).

Es una novela de contención, de emociones marcadas, de gestos minimos y precisos (una mirada, un roce, un gesto...) que expresan mucho. Un texto donde apenas hay nada que sobre.

La novela perfecta para un personaje singular, con carácter y carisma, que no alardea de nada pero llega poco a poco a tocarte. Un ser singular que, de su mano, nos lleva por las calles de Nápoles, nos muestra muchas cosas pero que no opina de ninguna.

De su mano entendemos todo el drama que rodea el asesinado en la Ópera, lo que movió a cuantos se vieron implicados y lo que había detrás.

Ricciardi habla de justicia, de lo correcto, de lo legal, de lo socialmente admitido, con parquedad y precisión, sin desperdicio.

Y por absurdo que pueda parecer, por nimio que sea el detalle, nos hace partícipe de su mayor ilusión, de su sueño inalcancable, de su anhelo más secreto, un amor no intentado hacia una mujer desconocida, en una de las historias mas curiosas e intimistas que recuerdo haber leído en mucho tiempo.

Valoración: Me ha gustado mucho

Y de lo demás...

Apenas tiempo para nada. Poca cosa en una época donde escasean las oportunidades de relajarse y parar a disfrutar. Aún así la suerte de encontrar dos pequeños oasis. 

Ed Sheeran y su viaje nostálgico en "Castle on the hill" como hilo musical de estos días.

"Collateral beauty" ("Belleza oculta"), la película con Will Smith al frente y reparto de lujo (una Helen Mirren descomunal), tiene visos de convertirse en una de las mejores que he visto últimamente.

Brutal narración y reflexión sobre esas tres abstracciones (amor, tiempo y muerte) que construyen el universo de Howard (y de casi todos nosotros) con la oportunidad de hacerlo con calma y corazón.

De esas películas que llegan para quedarse en tu vida y que sabes que volverás a ver en algún momento, tumbado en un sofá, con una manta encima, mientras te dejas llevar.


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