jueves, 13 de octubre de 2016

In vino veritas. En el vino está la verdad


 Me quedo con...
- La comodidad de su lectura
- El toque que le dan la campiña y el vino a la novela, un poco a lo "French Kiss"
- Cierto aire a "La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey" con la Segunda Guerra Mundial de fondo.
- Que por una vez no es ni precuela, ni secuela, ni parte de un conjunto más numeroso... una novela sola, una rara avis muy de agradecer en estos días.


Pero...
- Protagonista que ni fu ni fa
- Quizás roza demasiado el me recuerda a aunque nunca cae en el esto ya lo he leído.
- No me gusta que me lleven de la mano
- Dentro de los tres tipos de novela que puede aglutinar me quedo con la sensación de que el  "negro" no está bien trabajado.


Y con todo y con eso...

Valoración: Está bien, sin más. Debo reconocer que lo recomendé  a gente que pensé que podía sacar algún rédito de su lectura con las tramas secundarias convencido de que, al menos, les resultaría una lectura amena.

-Ya he cumplido. ¿me puedo ir?
- ¿Nooooo? 
-¡¡Como que no!!!
-¡¡Que no quiero rajaaaaar!!
- Pues nada... ¡¡como mandes!!

"In vino veritas" es una lectura para salir al paso. Sin más.

Se sube al carro de un tipo de novela que está muy de moda últimamente, con personajes en una "búsqueda personal" que, además, buscan desentrañar un misterio (aquí cambia al tratarse directamente de una investigación policial), que en el camino se ven obligados a salir de su caparazón y a relacionarse con un tercero que les hace sentir, vivir y les ayuda a alcanzar la paz. Por el camino sirven para tratar un momento histórico determinado y conocer algún fenómeno o dato curioso que siempre te da algo nuevo que llevarte a la cama cuando piensas en qué has aprendido hoy. ¡¡Si es que el que no se consuela es porque no quiere!!

Creo que es un resumen realista, aunque pueda parecer cínico. 

En esos términos la novela está bien, cumple con su cometido, te introduce en el mundo de la enología, el ambiente de la campiña, hace que recordemos al mejor Kevin Kline en "French kiss" y más por eso que por otra cosa, nos arranca una sonrisa.

También aporta algún dato curioso la investigación sobre el pasado de la zona durante la ocupación nazi, las desdichas de la II Guerra Mundial y algún hecho curioso como la figura de los "Monument men" (que coincidió con el anuncio de la película en un canal de televisión, así que cuando pueda le echaré un vistazo a ver qué más aprendo).

Pero lo bueno, que es cierto que no es poco, acaba ahí.

Como lector me gusta que me transporten, que la escritura de un autor sea capaz de hacerme olvidar que estoy haciendo precisamente eso, leer y que sea la propia narración, los acontecimientos que cuentan y lo que va pasando ante mis ojos lo que me lleve a experimentar y sentir.

Virginia Gasull no tiene esa capacidad y su lectura, aunque cómoda, es un constante recordatorio de lo que estoy haciendo y de que lo que veo es una imposición suya, incapaz de hacerme sentir y experimentar lo que se supone que acontece a sus personajes.

Me pasó con "Sé lo que estás pensando" de John Verdon, novela tramposa que te obligaba a tragar con lo que te vendían bajo la premisa de que las cosas son como son porque quien las cuenta las establece así, cuando a mí no me gusta que me lleven de la mano bajo la premisa de que "son lentejas, si quiero bien y si no..." .

A ver, como norma la fórmula me la sé,  a fin de cuentas está muy trillada:  protagonista con trauma que debe encarar un proceso de superación personal al conocer algo que les cambia e incluímos un elemento al estilo príncipe azul que destiñe un poquito pero lleno de encanto, de esos que pueblan buena parte de las novelas románticas y que el sensiblón que llevamos dentro está dispuesto a aceptar sin rechistar y , como estamos en la época post-grey, evidentemente el sexo no puede ser algo ordinario y hay que visitar algún club alternativo de intercambio de parejas o variante...

El problema se da cuando la narración no te llega y te acabas saliendo de ella. Las cosas no pasan por que sí, o porque lo dice el autor, debe haber un proceso y tiene que ser algo tangible cuando lo lees (fruto de una serie de experiencias y circunstancias que vividas en paralelo como lector/protagonista, nos lleven a seguir los pasos del protagonista hacia su salvación/redención/paz personal). 

Es entonces cuando los esquemas normales salen a la luz y te das cuenta de que hay un algo de mezcla y un mucho de esquema establecido, con protagonista plano, carente de afectividad y de capacidad para transmitir al lector, con un enamoramiento carente de mágia, que se resume en que tiene que pasar porque es necesario y se ha orquestado con ese fin por su autora porque hay que llegar al público X, porque lo mandan los cánones y, por si faltaba algo, con amago de triángulo amoroso que carece de sentido en esos momentos.

Algo parecido pasa con el misterio, que en algún comentario que he leído citan como "thriller enológico" y que para mí es un intento de dar profundidad a un personaje que de no ser por que es "inspectora de Patrimonio" carecería de oficio que sustentase su vida y justificase la narración. No hay casi misterio, no hay nada de tensión y el desarrollo hacia el final tiene un toque Austin Powers, que no deja de ser curioso en una novela que se supone seria.

P.D: Hay ahora mismo en el mercado mucho más y mucho mejor que lo que puede ofrecer esta novela, como los "Crímenes exquisitos" de Vicente Garrito y Nieves Abarca, aunque es evidente que "In vino veritas" está orientada a un público que busca un tratamiento más ligero y menos duro (con el que es mucho más fácil dormir y mirar la sociedad con los ojos de siempre) del que puede encontrarse en la primera entrega de la serie de Negro y San Juan.

Y para quienes busquen emociones, sentimientos y romance, me limito a señalarles a Nicholas Sparks, autor que ha hecho de la plasmación de procesos internos y de tablas de salvación noveladas la base de su riqueza. Eso sí, Sparks transporta y hace que el lector experimente, da igual lo trillada que pueda ser la historia o lo poco sorprendente que en algún momento pueda parecer el desarrollo, él te traslada a la piel de sus protagonistas. Mientras lees sientes, padeces, ríes y, por desgracia en muchas ocasiones, lloras, conforme avanza la narración, llegando en ocasiones a temer por el devenir de sus personajes.

P.D.II: acabo de ver que "Crímenes exquisitos" no ha sido comentada aquí, lo haré en breve, prometido.

Y de lo demás...

Pues he visto la película "The nice guys" y me pareció una gran tomadura de pelo, que se le va a hacer y por contra, los dos primeros episodios de "Lethal weapon", la adaptación a la pequeña pantalla de "Arma letal", me han resultado amenos, entretenidos y reseñables, con un Clayne Crawford que consigue hacer olvidar a Mel Gibson interpretando el mismo personaje y eso son palabras mayores.


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