jueves, 2 de junio de 2016

The colour of magic - Discworld series, vol. 1



Pocas cosas pesan más que comentar una novela de uno de los autores más afamados que ha habido en el panorama mundial en los últimos años, el creador de un universo que ha trascendido el mundo de la Fantasia y uno de los mayores vendedores de libros de los últimos años.

Quizás por eso me costó tanto coger esta novela para leerla por segunda vez, sabiendo que la primera me dejó más bien tibio.

Ésta vez lo cogí en inglés con la esperanza y el miedo a haberme perdido algo por el camino y que en la versión original iba a encontrar seguro.

No fue así.

Mi problema con esta segunda lectura es el mismo que el de la primera, no me sumerjo en la novela. Y como no entro en ella de ninguna forma al final lo leo porque tengo que liquidarlo, sin más.

Y, por más que le doy vueltas a cómo es eso posible, menos claro lo tengo.

El mundo del merchandising y de los fans que rodea al MundoDisco siempre me ha fascinado. Sus figuras, sus dibujos, hasta los cronogramas de lectura en función de la temática de la serie, me llaman mucho la atención, hasta el punto de que en whatsapp un dibujo de A´Tuin me acompañó durante algún tiempo, que tengo un cronograma dibujado de la serie para ir viendo los pasos a seguir y que no es la primera vez que me planteo meter en casa una figurita de su "Muerte" en motocicleta para adornar alguna habitación.

Visualmente es un mundo divertidísimo. A nivel de mercadotecnia es una cosa increíble. Pero a nivel literario no le cojo el punto.

No es la primera vez que me pasa, aunque a nivel literario no dispongo de muchos ejemplos. Quizás el más claro sea Christopher Moore, otro creador con cierto renombre, que cuando miro por internet se supone que vende mucho pero que cuando cae en mis manos pasa con más pena que gloria.

En el cine es más fácil... cualquier película de "Hot shots", "Scarie movies", "Atrápalo como puedas".. películas de gags rápidos, de sketchs sucesivos, carentes de un hilo conductor definido o al menos de una narración constante, que sólo dejan momentos puntuales o instantes muy ligeros para el recuerdo.

Sé que no es una comparación muy agradable y que seguramente ante muchos ojos me esté haciendo un flaco favor (Pratchett es un autor muy querido y con un volumen de fans muy elevado) pero al menos esta primera entrega me deja la misma sensación de vacío y carencia de fondo que algunas de esas películas, con muy poquitas imágenes para el recuerdo y la sensación de que las pocas que permanecen guardan más que ver con cosas que he cotilleado en paralelo por internet que por la propia narración.

Lo hablaba hace un par de semanas con alguien en el trabajo y compartíamos opinión, hasta tal punto que al final surgió una idea que al compartir los dos llegamos a eregir en axioma personal, Pratchett es genial si no eres seguidor y lector asiduo de Fantasía.

Sé que muy probablemente sea un error, y que cuatro novelas más tarde seguramente me parezca el mayor genio de la historia de la literatura, pero mientras llega ese momento (y es mi intención hacer lo posible para que pase hasta el punto de tener pendiente su segunda entrega) tengo la sensación de que el mundo de Pratchett es una caricatura de los de otros muchos artistas, un collage de tópicos y personajes recuperados para su obra, versionados con sus pros y sus contras exagerados hasta el límite de lo estrambótico, con la idea de crear algo distinto.

El problema... mí problema... es que esa situación aún no se ha producido. Cuando  leo esta novela veo a los probables moldes originales y la imagen que Pratchett intenta implantar en mi cabeza no es capaz de superponerse a la anterior, por lo que, en cierto modo, nunca me quito la sensación de parodia/caricaturización de la cabeza, y así es muy complicado llegar a disfrutar de la narración.

Ésta, además, carece de un hilo conductor claro. Se trata de un viaje turístico por su MundoDisco, como ir de tiendas pero sin entrar, sólo mirando escaparates, y al final se queda un poco en nada, un whisky aguachinado, poco más.

Y eso que la imaginería que lo rodea es muy poderosa y es casi imposible no imbuirse de todas las imágenes y curiosidades que uno puede llegar a encontrar en internet... pero con todo y con eso me cuesta entrar y eso es lo que más me sorprende. Hasta el punto de que me plantee si, de no ser por eso, no estaría hablando en este post de un fiasco de proporciones épicas y no dejaría de lado el resto de la serie.
Valoración. está bien. Y que me perdonen, si pueden, quienes sean devotos porque no es mi intención hacer sangre, sólo ser honesto conmigo mismo. Lo fácil... lo fácil es decir ohhhhhh, ahhhhh y hablar de haber alcanzado el Nirvana, pero desde que Kurt Cobain no está entre nosotros eso es muyyy complicado.

No hay comentarios: